¿Empezar el curso antes? Demos la vuelta a la tortilla

Estos últimos días se ha hablado mucho de la necesidad de empezar el curso antes, más concretamente el 1 de septiembre. Los medios de comunicación han realizado entrevistas y publicaciones en torno a esta temática en la que se observa un claro foco: los padres necesitan que la escuela abra sus puertas a los alumnos antes.

Pero, ¿por qué? ¿Pretenden realizar proyectos de iniciación de los estudiantes para mejorar su adaptación tras el parón de verano? ¿Confían tanto en la escuela que quieren aumentar las horas y los días que pasan sus hijos en ellas? 

Por supuesto que no. La respuesta es simple: tienen que ir a trabajar y no tienen con quién dejar a los niños. Sin ironizar el gran problema que surge en numerosas familias en las que se ven contra la espada y la pared teniendo que ir a trabajar sin tener con quién dejar a los niños, y teniendo en cuenta los miles de abuelos que hacen un esfuerzo abismal quedándose con las criaturas esas semanas... Mi humilde opinión es que el foco no debe estar ahí.

¿Qué es lo más importante? ¿La educación de nuestros hijos o el trabajo de los padres? Ahí está la clave.




No he visto ningún periódico que diga que por qué los trabajos no empiezan después para acompasar el ritmo de la escuela. 

El gran problema de nuestra sociedad es que entiende la escuela como un aparca niños, donde los llevamos para que no molesten mientras hacemos lo realmente importante: trabajar.

Qué bonito sería darle la vuelta a la tortilla, ¿verdad?



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