La culpa es del maestro

Últimamente ciertos medios de comunicación están concluyendo que las malas calificaciones de los estudiantes españoles en las pruebas estandarizadas internacionales de educación son debidas a la mala formación o praxis docente.

Sin duda, estos titulares profundizan cada vez más en una sociedad que pide cuentas a los maestros sobre todos los aspectos negativos en la educación de sus hijos e hijas y que pocas veces acentúa y remarca una gratitud hacia los aspectos positivos.




Olvidamos que los primeros educadores de los niños y niñas son sus padres. Olvidamos que los maestros, muchas veces, nadamos en contra de una educación mediocre proporcionada por padres blanditos y por una sociedad consumista y en la que el esfuerzo es un valor relativizado.

Olvidamos que los maestros no disponen del tiempo y de los recursos necesarios para mejorar el día a día de nuestros hijos e hijas. Olvidamos que en su clase no solamente está nuestro hijo, sino más de una veintena de estudiantes, muchos con problemas socio-económicos, emocionales, cognitivos, madurativos,... que necesitan una atención personalizada.

Olvidamos que mientras echamos la culpa a los maestros, seguimos cruzando en rojo los pasos de cebra, tiramos papeles al suelo en la calle y nos metemos con los políticos de turno. Olvidamos que con nuestra forma de ser estamos educando a una generación de estudiantes que miran a su alrededor y nos miran a nosotros.

Olvidamos que la culpa es de la sociedad. Olvidamos que la culpa es del estudiante. Olvidamos que la culpa es nuestra. Gracias maestros por luchar contracorriente.


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